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Padres críticos: cómo lidiar con sus comentarios hirientes





¿Te has descubierto alguna vez deseando no haber escuchado esa frase hiriente que tu madre o tu padre lanzan casi sin darse cuenta? ¿Te ocurre que, cada vez que te ves con ellos, sales sintiéndote más insegura/o de lo que llegaste?

Tener padres críticos puede convertirse en una carga emocional que arrastras desde la infancia. Quizás te hayas habituado a sus opiniones negativas, a sus “consejos” revestidos de reproches o a sus comparaciones que te hacen sentir insuficiente. El problema es que, aunque ya seas adulta/o, sus comentarios pueden seguir afectándote, y cada vez que te critican, sientes un golpe más en tu autoestima.

En este artículo, descubriremos por qué a veces los padres se vuelven tan críticos, cómo repercute en tu confianza personal y, sobre todo, qué puedes hacer para proteger tu valor sin desencadenar conflictos eternos. ¡Vamos a ello!



Padres críticos: cómo lidiar con sus comentarios hirientes

1. Reconoce que sus críticas no definen tu valor


Cuando alguien cercano —y más si es un padre o una madre— te critica, es muy fácil internalizar ese juicio y convertirlo en una verdad absoluta: “Soy un desastre, nunca seré suficientemente buena/o, siempre hago todo mal”. Sin embargo, conviene recordar algo esencial:


  • Sus críticas reflejan su perspectiva, no tu realidad: Tienen sus propias creencias, miedos e inseguridades.

  • Querer ayudar no siempre está bien gestionado: A veces, critican pensando que corrigen o enseñan, sin darse cuenta del daño que causan.

  • Tu valor no se mide por sus palabras: Tú eres más que un comentario puntual; tu identidad se compone de tus acciones, tus intenciones y tu propio crecimiento.


Ejercicio rápido

  1. Anota la última crítica que recibiste de tus padres.

  2. Pregúntate: “¿Esto es 100% cierto, o es su opinión basada en sus miedos o expectativas?”

  3. Encuentra al menos una evidencia que contradiga esa crítica. (Ej.: “Dicen que soy un caos financiero, pero la verdad es que estoy pagando mis cuentas y ahorrando cada mes”.)


2. Identifica tus heridas (¿por qué te duele tanto?)


¿Por qué ciertas críticas te afectan más cuando vienen de tus padres, mientras que las de otras personas casi te resbalan? La respuesta se halla en las “heridas emocionales” que se formaron durante la infancia. En aquel entonces, su aprobación lo era todo para ti; ahora, de adulta/o, cada comentario puede reabrir la sensación de “no soy suficiente”.


  • Heridas de la infancia: Si dependías de su validación para sentirte querida/o, un juicio negativo puede remover viejos temores.

  • Creencia de que tu valor depende de ellos: Si no lograste soltarte de esa idea, cada crítica duele como un recordatorio de que, a sus ojos, no cumples expectativas.

  • La voz interior: A veces, los comentarios críticos de tus padres se convierten en la “voz” con la que te hablas a ti misma/o.


Ejercicio de autoconciencia:

  1. Cierra los ojos y recuerda la última vez que tu padre o madre te criticó.

  2. Observa qué sentiste físicamente (¿tensión en el pecho, nudo en la garganta?).

  3. Pregúntate: “¿Qué parte de mí se siente como una niña o un niño indefenso buscando aprobación?”

  4. Ponle nombre a esa emoción (miedo, rabia, tristeza) y date permiso para sentirla. Reconocer la herida es el primer paso para sanar.


Padres críticos: cómo lidiar con sus comentarios hirientes

3. No caigas en el juego: separa la crítica de tu identidad


Cuando te dicen algo como “Siempre haces todo tarde, no tienes remedio” o “Si no has logrado X a tu edad, ¿qué esperas?”, pueden estar confundiendo tu conducta puntual con tu identidad. Y ese es el truco mental que debes desmontar:


  1. Diferencia entre la conducta (“Hice algo tarde”) y la identidad (“Soy un desastre”).

  2. No permitas que su frase se convierta en un juicio absoluto sobre quién eres.

  3. Aprovecha lo útil, descarta lo que daña: si algo de la crítica te sirve para mejorar, tómalo. Pero no la conviertas en un veredicto sobre tu persona.


Recuerda: Un error o un retraso no te convierte en un fracaso andante. Dales la vuelta a sus palabras y di: “Esto es un comentario sobre algo que hice, no sobre quién soy en esencia”.


4. Aprende a poner límites con respeto (pero con firmeza)


Para muchas personas, poner límites a sus padres se siente casi como un acto de rebeldía o traición. Sin embargo, es necesario para proteger tu autoestima y tu salud mental:

  • Un límite saludable no es un ataque ni un insulto. Es una comunicación clara de lo que estás dispuesta/o a tolerar.

    Ej.: “Agradezco tu preocupación, pero te pido que no me critiques de esa forma. Si tienes un consejo, dámelo de manera constructiva.”

  • Es probable que al principio se sorprendan o se enfaden, porque han convivido con cierta dinámica durante años. Con el tiempo, pueden empezar a asimilar que ya no pueden cruzar ciertas líneas.


Práctica de asertividad

  1. Piensa en una frase asertiva para cuando aparezcan críticas dolorosas.

  2. Practícala en voz alta para que tu cerebro se acostumbre a expresarla con seguridad.

  3. Mantén la calma si reaccionan mal; reafirma tu postura con serenidad.



5. Construye tu propio diálogo interno (nadie más puede hacerlo por ti)


Aunque quisieras, no siempre puedes cambiar la forma en que tus padres se expresan. Lo que sí puedes cambiar es cómo procesas sus palabras:

  • Reprograma tu mente: Si ellos dicen “Nunca llegarás lejos con esa actitud”, respóndete internamente: “Estoy trabajando en mis metas y reconozco mis avances, aunque ellos no lo vean”.

  • Refuerza tu autoestima con evidencias concretas de tus logros, por pequeños que sean.

  • No esperes su validación para sentirte válida/o.

  • Recuérdate cada día lo que vales, de forma consciente.


Ejercicio de reprogramación

  1. Identifica la crítica que más te dolió hoy o esta semana.

  2. Escribe una “respuesta interna” que defienda tu valor.

  3. Léela en voz alta y siente cómo refuerza tu confianza.

  4. Cada vez que la crítica reaparezca en tu mente, respóndele con tu nueva versión.


6. Acepta que tus padres quizá nunca cambien


Esta parte suele resultar dolorosa, pero también es liberadora. Puede que tus padres no dejen de criticar o de juzgar, porque así han aprendido a expresarse o creen que es su “deber” corregirte:

  • Si llevan 20, 30 o 40 años actuando así, no es realista pensar que de la noche a la mañana vayan a transformarse en padres comprensivos y libres de juicio.

  • Aceptar esta realidad no es lo mismo que rendirse o permitirlo todo. Es darte la libertad de gestionar la relación de otra manera:

    • Poner límites,

    • Reducir el contacto si te afecta demasiado,

    • Negociar temas de los que prefieres no hablar.


Al final, tu salud mental y tu autoestima deben ser prioridad, aunque cueste asumir que tus padres no serán como esperabas.


 

Conclusión: No dejes que sus críticas definan quién eres


Crecer con padres críticos puede haber dejado un “eco” negativo en tu mente, haciéndote sentir que nunca eres suficiente. Sin embargo, ahora que eres adulta/o, tienes la oportunidad de cuidar tu autoestima con límites claros y un diálogo interno más amable.

  • No se trata de romper definitivamente la relación (a menos que sea absolutamente tóxica).

  • No se trata de fingir que no te afecta.

  • Sí se trata de entender que su forma de ser no dicta tu valor.

  • Sí se trata de practicar la asertividad y el amor propio cada día.


En última instancia,  decides cómo te hablas a ti misma/o y qué impacto concedes a las palabras de los demás. Tus padres pueden opinar, criticar, incluso hacerlo con la mejor intención; pero tu autoestima es asunto tuyo.


¿Sientes que la crítica constante de tus padres afecta tu confianza?


Si te ves atrapada/o en esta dinámica y no sabes cómo romper el ciclo sin desencadenar conflictos mayores, podemos ayudarte. Agenda una sesión con nuestro equipo y descubre herramientas para poner límites, comunicarte asertivamente y fortalecer tu autoestima, incluso en entornos familiares complicados. AQUÍ


Recuerda: La voz más importante es la que  eliges creer acerca de ti misma/o.

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