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La sexualidad masculina. Claves para que sea sana, placentera y libre de miedos.

Las presiones autoimpuestas, los mitos y sobre todo el no hablar de todo ello ha hecho tanto daño que hemos convertido en un tema tabú los problemas relacionados con el sexo. Es hora de cambiar todo esto.

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¿Y tú? ¿Te has sentido alguna vez así? Bienvenido a la masculinidad frágil.


La masculinidad frágil y los problemas sexuales


Los complejos, las inseguridades y los estereotipos derivados de la masculinidad frágil, ese término que nace de no cumplir con esas etiquetas, atributos o cualidades que les han impuesto desde pequeños a los hombres, las preocupaciones como “¿Y si no consigo mantener el pene erecto?”, “¿Y si no le agrado a mi pareja?”, “¿Qué pasará si no puedo realizar la penetración?, han sido y siguen siendo un lastre para el disfrute pleno en el sexo entre otras muchas cosas.

Incluso si vamos a un museo nos encontraremos con esculturas donde se representa a los hombres y dioses dotados de enormes genitales, símbolo de poder, fertilidad, virilidad y fuerza. Miles de años después siguen teniendo mucho peso, tanto que ni la ciencia, con sus miles de estudios sobre el tema, ni los sexólogos han logrado acabar con esos mitos.


Además de eso, en la actualidad, la pornografía, la falta de educación sexual (o tardía) y la sociedad centrada en el coito están creando unas expectativas irreales que luego generan mucho malestar porque se creen lo que ven y además, suelen callárselo y no expresarse por vergüenza a parecer más débiles, cuando se pueden buscar soluciones.


Desde muy pequeños les cuelgan la etiqueta de que tienen que ser “masculinos” “valientes” “no mostrar las emociones” “ser duros” y aunque estos estigmas se han ido superando con el tiempo, todavía quedan residuos de ello

Poco a poco se han ido abriendo a la hora de expresar sus sentimientos, entendiendo que los hombres también pueden llorar y siendo consciente y deconstruyendo los prejuicios machistas aunque todavía queda mucho camino por recorrer.


¿Cómo salirse de la masculinidad frágil o tóxica?


Lo primero, que tengan información sobre todo esto, que la masculinidad es una construcción social que condena a actuar de formas que demuestran miedos a no pertenecer a un grupo, a falta de autoestima y en general a la necesidad de aprobación social.


Después, aceptando que todos están expuestos a la masculinidad frágil.

Y por supuesto, no se trata sólo de identificarla a través de la publicidad sino de detectarla en ellos mismos. Si se ven reconocidos en estos ejemplos en el día a día asumirlo con humor y dignidad, admitir que supone una barrera mental que tienen ante ellos y superarla sin dañar ni ofender a nadie.


Les animo a que en la medida de lo posible, revisen sus conductas y detecten en qué momentos están actuando como quieren y en cuales están asumiendo el rol de hombre socialmente aceptado y acaben decidiendo la primera opción.

También es muy necesario no seguir a otras personas en estas actitudes y no quedarse callado ante ellas.


Algunos ejemplos de estas conductas serían: no llevar bolso propio por vergüenza o el de una amiga o pareja, rechazar la cerveza sin alcohol, burlarse de un hombre que decide no comer carne u otras conductas morales sensibles, evitar el exceso de contacto físico con otros hombres o saludarse dándose unas palmadas en la espalda, asumir el rol de conductor, comprar productos etiquetados “para hombre” para sentirse mejor, no llevar falda, maquillarse o pintarse las uñas, no llevar leggins y un largo etc.


Desmontando mitos y tabúes


El sexo en general está lleno de tabúes, mitos y prejuicios que pueden perjudicar enormemente nuestra intimidad y en muchos casos nuestra salud mental.


Y como la información es poder y en el caso de la sexualidad masculina más aún, vamos a desmontarlos:




1. La importancia del tamaño


Es paradójico, pero los hombres llevan años haciendo bromas referentes al tamaño del pene casi como si fuera la mayor humillación posible. Es de las bromas ofensivas más comunes entre hombres. Si a esto le sumas que muchas mujeres también lo piensan y refuerzan y que la pornografía ha hecho su parte, es un caldo de cultivo perfecto para crear inseguridades.


Numerosos sexólogos lo han desmentido pero este sigue siendo uno de los grandes tabúes de los hombres. Para adolescentes o jóvenes supone un absoluto quebradero de cabeza y limitan su vida: evitan cambiarse en el gimnasio, les da corte ir a comprar preservativos de su talla y en los casos más graves termina un trastorno dismórfico corporal. No debemos olvidar que el sexo consiste en disfrutar, y todos somos aptos para ello. Más del 90% de los hombres del planeta tiene un tamaño dentro de la normalidad (14-16cm) y más tamaño no es mejor, puede producir más dolor que otra cosa además que la parte más sensible de las mujeres es el clítoris por lo que los centímetros traen sin cuidado.


2 .El conocido "gatillazo"


Otro de los tabúes habituales es la disfunción eréctil puntual, conocida por todos como gatillazo. Aunque todos o casi todos los hombres han tenido uno alguna vez, son muy pocos los que lo reconocen o los que no se avergüenzan de ello y lo hablan abiertamente porque realmente, un gatillazo puede deberse a diferentes factores como la presión psicológica, el cansancio, la ansiedad o el alcohol.


Para empezar el sexo va mucho más allá de la penetración y de la misma manera que le cuentas a un amigo que ayer te tropezaste saliendo del metro, le podrías contar que tuviste un gatillazo. Si más allá de las risas sanas entre amigos te intentan humillar o hacerte sentir menos, tal vez deberías cambiar de amigos. El entendimiento y la compasión entre vosotros es muchas veces más que suficiente para superarlo.


3. La duración del coito


Es otra de las grandes preocupaciones de los hombres. Uno de cada tres hombres sufre de eyaculación precoz, pero el 80% de ellos no lo habla con nadie y suele ser un problema más psicológico que físico por creerse el único responsable del resultado de la relación sexual, convirtiéndose en la pescadilla que se muerde la cola.


También existe la eyaculación retardada, pero como esta se relaciona con durar más, la vemos equivocadamente como algo positivo, y nada más lejos de la realidad.


Para poder trabajarlo los hombres deben ser conscientes de que más tiempo no es mejor y que no están solos: el sexo es cosa de dos y es tarea de ambos hablar de ello y buscar más fórmulas y juegos que la penetración.


4. Si hay erección, hay excitación


Es decir, puedes tener una erección sin deseo sexual y deseo sexual sin una erección.


De hecho, la mayor parte de las erecciones se producen por otras razones. Por ejemplo la erección al levantarse no indica que tenga ganas, es algo fisiológico. Y que un hombre no tenga una erección no quiere decir que no le guste su pareja como hemos visto en el punto anterior.


5. Punto G


El sexo anal puede ser muy placentero para el hombre al ser esta una forma de estimular el 'punto G' masculino, ya sea mediante los dedos o con la ayuda de algún juguete. Por desgracia, la mayoría no podría siquiera plantearse la idea, al relacionar todo lo anal con la homosexualidad.


6. Siempre quieren sexo


Otra de las etiquetas muy importantes que tienen todos los hombres es la de que siempre tienen ganas de sexo, y no necesariamente tiene que ser así. Al igual que ocurre con las mujeres, los niveles de libido son individuales y varía según los días, épocas o circunstancias de la vida. Existen los hombres con poco apetito sexual y es totalmente normal. Además cualquier persona puede tener meno deseo o apetito sexual por circunstancias físicas y emocionales, y no pasa absolutamente nada.


7. Otros Mitos


El alcohol ayuda, si te masturbas después no puedes rendir o practicar deporte, los hombres no usan juguetes sexuales, la vasectomía te resta potencia, los hombres no fingen en la cama.



Cómo tener una relación sana con tu sexualidad


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Las primeras dificultades para mantener relaciones sexuales satisfactorias probablemente aparecieron de forma casual y después todas esas preocupaciones, mitos e imposiciones de la masculinidad frágil hacen el resto.


El sexo consiste en disfrutar y no en cumplir, y cuanto antes podamos empezar a hablar de ello sin que se sientan 'frágiles' o menos válidos, mejor.

Para poder cambiarlo te mostramos algunos consejos:


1. Acepta tu cuerpo y conócelo

La buena sexualidad comienza por el buen conocimiento de uno mismo. La autoexploracion y el autoerotismo son esenciales, si no es complicado compartir nuestra sexualidad con otra persona.


2. Ten una buena comunicación con tu pareja

Aunque conozcamos a alguien desde hace mucho tiempo, es imposible adivinar lo que le gusta y no le gusta si no nos lo comunica y si no se lo comunicamos. Además, la gente cambia. Después además cuando podemos ver su disfrute, también aumenta el nuestro.

Es cierto que conlleva cierto esfuerzo, pero es importante expresar nuestros deseos.

3. Ayúdate del lenguaje

Ciertos comportamientos o juegos ayudan más a la satisfacción sexual que otros. Poe ejemplo conversaciones subidas de tono, las palabras eróticas o las fantasías verbalizadas, además, se puede contribuir a que mejore la comunicación, al ir comentando lo que si nos ha gustado o lo que no, si estamos a gusto, si preferimos parar...


4. Cuida tu relación

Una relación feliz puede traducirse en una vida sexual saludable. Estudios sugieren que la vida sexual mejora cuando la relación es buena.


5. Innova

La creatividad sexual o erótica es otra habilidad a tener en cuenta. La capacidad de imaginar y fantasear es fundamental y aquí ha hecho grandes estragos como veíamos antes la pornografía, ha cortado la capacidad de imaginar ya que podemos conseguirlo de manera pasiva y mucho más explicito. Se espontaneo y mantente abierto a probar nuevas cosas y atrévete a fallar, a todos nos pasa alguna vez.

Y cuando digo esto me refiero a pequeños detalles, sutiles, que a menudo producen una gran satisfacción. Sobre todo jugar con los sentidos, veíamos antes el oído, pero el tacto (con diferentes materiales) gusto, olfato, vista…


6. Olvídate de la cantidad

Menos puede ser más. Una vida sexual sana va mucho allá de la penetración: también es seducción, erotismo, besos, caricias. Son todas esas prácticas capaces de proporcionarnos un estado de bienestar físico, psicológico y emocional.

Además, el fin obligatorio de la sexualidad no tiene por qué ser el orgasmo: resulta muy agradable pero no es obligatorio para sentir el placer durante todo el proceso.


7. El sexo no tiene que ser siempre igual

Ni bueno ni malo, solo diferente. Unas veces puede ser salvaje y otras suave y lento. Unas veces puede ser muy satisfactorio y otras no tanto. A veces no llegaré al orgasmo y no pasará nada porque hay otras cosas que también me encantan. Debemos aprender que el sexo no es siempre igual ni tiene que serlo. Usar el humor y reírse cuando no sale como esperábamos también ayuda.


8.El Mindfulness

Es cada vez más usado en terapia sexual. Muchas de las disfunciones sexuales van muy relacionadas a los pensamientos ansiógenos y automáticos que tenemos justo antes o durante la relación sexual (“no soy demasiado bueno” “no podré” “me volverá a pasar”, además a veces nuestra cabeza se va a otros pensamientos por eso es muy importante centrarse en el aquí y el ahora y las sensaciones y excitación de tu propio cuerpo.



En definitiva, no se trata de conseguir récords, medallas o trofeos. El sexo solo tiene que ver con dar y recibir satisfacción, cumpliendo con sus 4 pilares: libertad, siempre consensuado, seguridad, que nos permita abandonarnos al placer, responsabilidad, de nuestro propio disfrute tanto a solas como en pareja y placer, derecho conquistado hace poco tiempo, hay que celebrarlo.


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