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El Cambio que buscabas



¿Quién no ha pensado alguna vez en cambiar de su vida? Ya sea un cambio personal o profesional, una nueva ruta para ir a trabajar o un cambio de look.


Es cierto que la palabra cambio empezó a aterrarme alrededor de la adolescencia, cuando comenzaban a producirse en mí cambios hormonales, emocionales, físicos, relaciones de amistad, primer amor, primeras elecciones de estudio etc en conclusión empezar a ser un adulto. Anteriormente, vivía los cambios simplemente de una manera natural e incluso excitante, el primer día del nuevo curso siempre era el mejor día cuando el no saber que esperarme hacía que todo fuera mas emocionante, diferente, ilusionante (si es que esta palabra existe!).


Con los años, el cambio comenzó a ser algo que formaba parte de mi día a día pero siempre era fácil de aceptar, de hecho en el momento en el que comienzas a ser independiente y responsable de ti misma y de tu supervivencia el cambio cada vez es percibido como un jarro de agua fría, yo lo describía como una montaña imposible de escalar donde no veía sentido alguna pasar por ello, además de agotarme y traerme quebraderos de cabeza.


Sin embargo, comienzas a darte cuenta de que existen cambios que compensan, y que en muchas ocasiones superarlas te convierte en una persona mucho más fuerte, más ágil, más adaptable,más sabia, más independiente, más madura y un sinfín de nuevos status que nunca jamás hubieras pensado que pudieras llegar a ser.


Un punto de inflexión fue cuando comencé no solo a entender los beneficios del cambio, sino a también sus fases, teq preguntarás, pero ¿existen etapas en un cambio? ¿no cambias y ya está? Pues la respuesta es ¡no! y a medida que empezamos a reconocer la etapa en la que nos encontramos solo entonces podremos realizar una transición suficientemente efectiva y comenzaremos a disfrutar y a ser felices ante el cambio constante e inevitable que es la vida.


Ahora bien, la siguiente pregunta que muchos os preguntareis será ¿y cuáles son las fases del cambio? Para contestar a esta pregunta, el modelo que mejor ha explicado este hecho es el de la “Curva del Cambio” de Pilar Jericó.




Pilar destaca 5 fases por las que todos pasamos, en mayor o menor medida, antes de comenzar a pensar en un cambio real.


La primera fase es lo que llamamos la “Llamada a la Aventura”, esto se refiere a que en algún momento de nuestra vida las circunstancias nos llevan a situaciones donde debemos de afrontar “algo”, que puede ser percibido en principio como algo bueno o malo. En caso de percibirlo como algo bueno es lo que llamamos “la llamada del cielo” , o sea, un cambio que viene buscado por uno mismo. En cambio, si la situación es percibido como algo malo, entonces es lo que denominamos “la llamada del trueno” que puede ser representada en forma de un despido, fracaso amoroso, enfermedad, perdida de un familiar… normalmente hechos ajenos a nosotros e inesperados.


Cuando nos encontramos delante de una llamada del cielo o del trueno, lo que debemos preguntarnos es: ante esta situación que tengo ante mis ojos, ¿cómo puedo dar lo mejor de mí? ¿qué puedo ofrecer al mundo? ¿cuál es mi granito de arena?


Al empezar a respondernos a estas preguntas dejamos de caer en el victimismo, y comenzamos a ser responsables de nuestros actos y a guiar por nosotros mismos el rumbo de nuestras vidas y dejamos de pensar que somos simples veletas sin ningún tipo de control sobre nuestro futuro, lo cual nos lleva a situaciones de estrés, ansiedad, descontrol y en ocasiones graves incluso depresión.


¡Valora-TE, tienes mucho que ofrecer el mundo, tu visión y tu obra pueden cambiar la realidad de otros… sin tú ni siquiera saberlo!

La segunda fase, es lo que llamamos “Negación” , donde no asumimos nuestros propios sentimientos ni emociones, es un mecanismo de defensa que no nos deja ver la realidad.


En ocasiones puede acarrear un exceso de optimismo, como medio para tapar todo aquello que realmente nos está produciendo dolor. Se produce un auto-engaño de nuestros sentimientos, y en muchas ocasiones culpamos a los demás de nuestros propios errores, y dejamos de tomar responsabilidad sobre nuestros actos produciendo una parada absoluta de avance o retroceso ya que ha dejado de depender de nosotros el poder salir de una situación.


En estos casos, donde existe una dificultad real de salir de esta etapa de negación lo mejor es ser lo más sincero posible con uno mismo o buscar una persona ajena y objetiva que pueda darte una visión más realista de lo que te esta ocurriendo. Si no es así, nunca podrás salir de tu bucle interior y no podrás comenzar a dar pasos de mejora.


“Existen dos maneras de ser engañados. Uno es creer lo que no es verdad, la otra es negarse a aceptar lo que sí es verdad.” - Soren Kierkegaard

La tercera fase es el “Miedo”. Esta emoción florece en el momento en el que ya somos conscientes de nuestra realidad y volvemos a ser responsables de nuestros actos y decisiones y dejamos de echar balones fuera. Para la autora, existen dos tipos de miedo: el miedo sano que se traduce en prudencia y el miedo tóxico que se convierte en una lastra que te impide seguir adelante y te bloquea cualquier paso o vía de elección.


El miedo tiene una mayor activación en nuestra amígdala, lugar donde nacen nuestras emociones por lo que nos encontramos en la etapa de mayor sobreexcitación emocional, donde lo que hay que hacer es aligerar la carga emocional dejando respirar a la amígdala cambiando tu forma de pensar, restándole importancia a aquellos pensamientos recurrentes a través de ejercicios de meditación o bien hablar sobre ello con alguien ajeno al problema para que pueda darte una visión que nunca habías pensado antes o simplemente no se te había ocurrido.


“No es la muerte lo que un hombre debe temer, debe temer que nunca empiece a vivir:” – Marco Aurelio

La cuarta fase es el llamado “Travesía por el Desierto” es el momento de mayor frustración ya que trae consigo la aceptación de la realidad. Es el momento de mayor dolor, sufrimiento, descontento, de mayor contrariedad incluso nuestro mayor momento de fragilidad e inseguridad con nosotros mismos.


De alguna forma es el momento donde dejamos morir una parte de nosotros para poder resurgir en algo distinto. Un lugar de intercambio, de lo que fui a lo que seré.


Lo más desafiante, y a la vez revelador de esta etapa es que nos ayuda a re conectar con nuestro yo más profundo con total transparencia y fragilidad. Una vez que empezamos reconocer-NOS es cuando comienza el verdadero aprendizaje, para poder salir de las tinieblas. Como cuando Gandalf el Gris, del Señor de los anillos, desciende por las ruinas de Moria tras una dura batalla contra Balrog y vuelve de nuevo a la tierra media esta vez renacido como Gandalf el Blanco, más poderoso que nunca.


Recuerda que nunca han existido héroes que no hayan pasado antes por un desierto, y cuando han salido de allí han sido mas fuertes que nunca.


“En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible.” – Albert Camus

La quinta fase consiste en “Crear una nueva realidad y nuevos hábitos”, donde deberemos potenciar las siguientes acciones para así acelerar y salir lo más rápido posible de la curva y comenzar a disfrutar de lo que nos depara la vida.


Las cinco claves que nos propone la autora son:


a) Soñar y decidir: debemos alimentar nuestro cerebro con acciones y pensamientos positivos. Comienza hablándote de forma positiva y a las personas de tu alrededor. Además, empieza a decidir construir tu nueva realidad, donde para ello deberás empezar a marcarte objetivos con una meta concreta. (Sugerimos el artículo llamado “Objetivos SMART: define tus metas de forma eficiente” para empezar a poner en marcha tu plan)


b) Pasión y disfrute: busca aquello que te haga vibrar, que te haga levantarte todas las mañana, que te ilusione y que te enamore. Busca tus momentos de “flow” donde el tiempo parece que se detiene. (Sugerimos el artículo llamado “Bohemian Rhapsody, el camino hacia el éxito: tiempo de fluir”)


c) Aprender y crear nuevos hábitos: si algo te da miedo, comienza a hacerlo una y otra vez hasta que se convierta en un hábito, es el mejor antídoto contra el miedo.


“Haz lo que temes y sigue haciéndolo. Es la forma más rápida y segura descubierta hasta ahora para conquistar el miedo.” - Dale Carnegie

d) Trabajar en equipo: aprender de otros nos ayuda a poder empezar a poner en marcha los cambios que queremos realizar. Observando a los demás, nos ayuda a inspirarnos e ilusionarnos con la posibilidad de que es posible.


¡Rodéate de personas de las que puedas aprender!

e) Compromiso y valores: en el momento en el que te comprometes y crees en lo que haces, encontraras una energía y una fuerza donde el miedo no tiene cabida. Busca argumentos de fuerza para seguir adelante, y si puedes encontrar razones para luchar, centrados en poder ayudar a los demás en vez de a ti mismo, la motivación y la transformación será incluso mayor.


“Lo más persistente en la vida y la pregunta más urgente es: ¿Qué estás haciendo por los demás?” – Martin Luther King

En resumen, el camino del cambio puede verse como un trayecto largo y arduo o bien podemos buscar atajos y entrenarnos a ser más efectivos y eficientes a la hora de asumir los nuevos cambios que nos avecinan en cualquier plano de nuestra vida.


Será clave ser cada vez más conscientes e identificar el momento preciso que estamos viviendo y sobre todo tener una actitud compasiva con nosotros mismos, donde nos permitamos vivir cada una de las fases del cambio sin miedo, pero sin perder el control sobre nuestras emociones intercambiándolo por pensamientos más adaptativos que nos permitan superar con éxito cualquier nuevo reto a afrontar.


Recuerda que eres más fuerte de lo que piensas, lo inquietante de la vida es que con un nuevo cambio que la vida te presente sabes como entras en la curva del cambio pero no como saldrás… aunque una cosa si que es segura, que no serás el mismo.


Y me pregunto, ¿no es eso vivir? El seguir sorprendiéndonos y descubriendo lo que podemos llegar a ser.


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